lunes, 5 de abril de 2010

O Papa com os jovens... 2011

6. Os mandamentos, caminho do amor autêntico
Jesus recorda ao jovem rico os dez mandamentos como condições necessárias para «alcançar a vida eterna». Constituem pontos de referência essenciais para viver no amor, para distinguir claramente o bem do mal e construir um projecto de vida sólido e duradouro. Também a vós, Jesus pergunta se conheceis os mandamentos, preocupando-vos em formar a vossa consciência segundo a lei divina, e se os pondes em prática.

Sem dúvida, trata-se de perguntas contra a corrente em relação à mentalidade contemporânea, que propõe uma liberdade desligada de valores, de regras, de normas objectivas, e convida a não colocar limites aos desejos do momento. Mas este tipo de proposta, em vez de conduzir à verdadeira liberdade, leva o homem a tornar-se escravo de si mesmo, dos seus desejos imediatos, de ídolos como o poder, o dinheiro, o prazer desenfreado e as seduções do mundo, tornando-o incapaz de seguir a sua vocação natural ao amor.

Deus dá-nos os mandamentos, porque nos quer educar para a verdadeira liberdade, porque quer construir connosco um Reino de amor, de justiça e de paz. Ouvi-los e pô-los em prática não significa alienar-se, mas encontrar o caminho da liberdade e do amor autênticos, porque os mandamentos não limitam a felicidade, mas indicam o modo como encontrá-la. No início do diálogo com o jovem rico, Jesus recorda que a lei dada por Deus é boa, porque «Deus é bom».

Español:
6. Los mandamientos, camino del amor auténtico
Jesús le recuerda al joven rico los diez mandamientos, como condición necesaria para «heredar la vida eterna». Son un punto de referencia esencial para vivir en el amor, para distinguir claramente entre el bien y el mal, y construir un proyecto de vida sólido y duradero. Jesús os pregunta, también a vosotros, si conocéis los mandamientos, si os preocupáis de formar vuestra conciencia según la ley divina y si los ponéis en práctica.

Es verdad, se trata de preguntas que van contracorriente respecto a la mentalidad actual que propone una libertad desvinculada de valores, de reglas, de normas objetivas, y que invita a rechazar todo lo que suponga un límite a los deseos momentáneos. Pero este tipo de propuesta, en lugar de conducir a la verdadera libertad, lleva a la persona a ser esclava de sí misma, de sus deseos inmediatos, de los ídolos como el poder, el dinero, el placer desenfrenado y las seducciones del mundo, haciéndola incapaz de seguir su innata vocación al amor.

Dios nos da los mandamientos porque nos quiere educar en la verdadera libertad, porque quiere construir con nosotros un reino de amor, de justicia y de paz. Escucharlos y ponerlos en práctica no significa alienarse, sino encontrar el auténtico camino de la libertad y del amor, porque los mandamientos no limitan la felicidad, sino que indican cómo encontrarla. Jesús, al principio del diálogo con el joven rico, recuerda que la ley dada por Dios es buena, porque «Dios es bueno».


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