Português:
“Senhor, ensina-nos a orar”
Aqui na Espanha estamos celebramos a Solenidade São Tiago Apóstolo, o padroeiro da Espanha. Mas por outro lado estamos no Domingo XVII do Tempo Comum.
O tema central da liturgia deste domingo é a oração. Através de Abraão e de Jesus descobrimos diversas maneiras de comunicar-nos com Deus:
- A oração de Abraão mostra uma grande familiaridade com Deus; as suas súplicas são feitas de forma de negativa, conseqüênte com a cultura racial; pretende salvar a Sodoma da destruição negociando com o número dos justos que vivia alí: Gen 50, 45, 40, 30, 20, 10.
- Por outra parte, Jesus responde ao pedido dos seus discípulos: “Senhor, ensina-nos a orar, como João ensinou os seus discípulos”: (Lc 11,1-13). Foi aqui a oportunidade que Jesus teve para ofrecer uma extraordinária lição de espiritualidade.
- Apartir desta ferrameta fundamental na nossa vida que Jesus nos proporciona, deveriámos nos preguntar: qual é a nossa experiência de oração?:
Em geral, podemos dizer que uma maioria dos cristãos manifiestam a Deus as suas preocupações e os seus projetos.
Mas devemos ser concientes que esta mayoría se hembra de Deus nos momentos de aflição ou quando a corda começa apertar. É triste sembramos de Deus quando olhamos para ele somente como a solução dos nossos problemas: econômicos, emprego, emocionais, saúde.
Até podemos dizer que somos intereceiros.
Se queremos mudar este esquema, hoje temos uma oportundiade para pensar e tratar de mudar, e esta mundaça deve começar dentro do nosso interior. Que possamos ter esta mesma atitude dos discípulos de Jesus, de pedir que nos ensine a orar: “Senhor, ensina-nos a orar”.
A oração eleva o nosso espírito até Deus. Ela é o canal de comunicação de nossa alma com O Pai, através de Jesus. “Tudo o que pedires o Pai em meu nome Ele vos dará”. É por isso que a nossa oração quando dirigida ao Pai, deve terminar assim: Por Jesus Cristo que convosco vive e reina na unidade do Espírito Santo. Amém.
A oração nos conforta e nos faz fortes diante dos contratempos, dificuldades e sofrimentos desta vida. Através da oração nós entramos em contato com Aquele que resume todo o poder e toda força sobre o Universo infinito. Aquele que criou tudo, por que para Ele nada é impossível. Mais o problema é que às vezes rezamos apenas com os lábios, principalmente quando pronunciamos fórmulas repetidas, sem pensar no infinito poder de Deus. É preciso rezar com toda a força do nosso ser, muito concentrados naquele com quem estamos falando.
Não tenhamos medo que dialogar com o Senhor, Ele nos abrirá as portas do nosso interior para poder assumir com maior claridade as adversidades do tempo presente. E que não estamos sozimos, estamos sim com Alguém que está aí disposto sempre a ser nosso Aliado fiel, o nosso companheiro de caminho. Nãi existe maior desgraça para uma comunidade cristã deixar de lado este grande don, o de dialogar com o Deus criador.
Peçamoa a Deus que o nosso coração esteja sempre disponível para aprender a orar...
Pe. Lucimar, sf
Español:
En este domingo XVII del tiempo ordinario celebramos la fiesta Santiago Apóstol, el patrón de España; una vez más somos llamados volver nuestros ojos, nuestros pensamientos a este grande hombre que gracias a su experiencia del Señor, hoy es un modelo para nuestro camino hacia Jesús, fue el que derramó su sangre, tanto un autentico testimonio de lo que significa ser fiel hasta las últimas consecuencias por seguir a Jesucristo.
Ahora tomo la libertad de citar una parte de la catequesis del Santo Padre, del cual habla del santo que celebramos en este día festivo para todos los españoles: “Esta maduración de la fe fue llevada a cabo en plenitud por el Espíritu Santo en Pentecostés, de forma que Santiago, cuando llegó el momento del testimonio supremo, no se echó atrás. Al inicio de los años 40 del siglo I, el rey Herodes Agripa, nieto de Herodes el Grande, como nos informa san Lucas, "por aquel tiempo echó mano a algunos de la Iglesia para maltratarlos e hizo morir por la espada a Santiago, el hermano de Juan" (Hch 12, 1-2). La concisión de la noticia, que no da ningún detalle narrativo, pone de manifiesto, por una parte, que para los cristianos era normal dar testimonio del Señor con la propia vida; y, por otra, que Santiago ocupaba una posición destacada en la Iglesia de Jerusalén, entre otras causas por el papel que había desempeñado durante la existencia terrena de Jesús.
Una tradición sucesiva, que se remonta al menos a san Isidoro de Sevilla, habla de una estancia suya en España para evangelizar esa importante región del imperio romano. En cambio, según otra tradición, su cuerpo habría sido trasladado a España, a la ciudad de Santiago de Compostela. Como todos sabemos, ese lugar se convirtió en objeto de gran veneración y sigue siendo meta de numerosas peregrinaciones, no sólo procedentes de Europa sino también de todo el mundo. Así se explica la representación iconográfica de Santiago con el bastón del peregrino y el rollo del Evangelio, características del apóstol itinerante y dedicado al anuncio de la "buena nueva", y características de la peregrinación de la vida cristiana.
Por consiguiente, de Santiago podemos aprender muchas cosas: la prontitud para acoger la llamada del Señor incluso cuando nos pide que dejemos la "barca" de nuestras seguridades humanas, el entusiasmo al seguirlo por los caminos que él nos señala más allá de nuestra presunción ilusoria, la disponibilidad para dar testimonio de él con valentía, si fuera necesario hasta el sacrificio supremo de la vida. Así, Santiago el Mayor se nos presenta como ejemplo elocuente de adhesión generosa a Cristo. Él, que al inicio había pedido, a través de su madre, sentarse con su hermano junto al Maestro en su reino, fue precisamente el primero en beber el cáliz de la pasión, en compartir con los Apóstoles el martirio.” (Audiencia general del Santo Padre Benedicto XVI el 21 de junio de 2006)
Teniendo ya como referencia la figura de Santiago Apóstol, hoy es un día propicio para revisar nuestro camino como seguidores de Jesucristo en el mundo que nos rodea. Quizá sea necesario acordarnos que para que seamos buenos e santos cristianos se nos propone, entre otras cosas, una identificación con Cristo en su forma de entender la vida, y en su destino, que es la cruz. No deja de ser una realidad difícil de entender y al mismo tiempo de asumir en la vida. Cuando se nos presenta la cruz en determinados momentos de nuestra vida, es una oportunidad que todos tenemos para que una forma u otra de ser coherentes con el Evangelio, eso para no caigamos en el error de pensar que Jesús ya hizo todo, no Jesús cuenta con nosotros, cuenta con nuestra perseverancia, con nuestro testimonio diario de cristianos comprometidos.
En las lecturas de hoy podemos destacar la justamente que los seguidores de Jesús no son llamados a estar de brazos cruzados esperando que sean servidos, sino que a ejemplo del maestro, todos son llamados servir:
- El Evangelio (Mt 20,20-28) nos presenta a la madre de los Zebedeos pidiendo un lugar especial para sus hijos. Jesús le dice si son capaces de beber el cáliz que él va a beber, refiriéndose a su muerte en la cruz. A lo que ellos responden que lo son. Y referente al primer puesto, pero Jesús les dice que el primer puesto está en el servicio a los demás: “El que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor”.
- Ya en la primera lectura de Hechos de los Apóstoles, vemos los apóstoles daban testimonio de la resurrección de Jesús con mucha valentía. Este testimonio es lo que hizo que Herodes decapitara a Santiago.
Con esta intención pidamos hoy al Señor que sepamos acoger con paciencia las persecuciones por el simple hecho de sernos cristianos, y que al mismo tiempo no tengamos miedo de proclamar que Jesús é el Señor de la vida.
P. Lucimar, sf
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