Português: Este é o quarto número da mensagem do Papa Bento XVI a Jornada Mundial da Juventude que acontecerá em Madri, é uma oportunidade para dizer ao mundo que os jovens podem seguir a Jesus.
4. Vem e segue-me!
Jesus convida o jovem rico a ir mais além da satisfação das suas aspirações e dos seus projectos pessoais, dizendo-lhe: «Vem e segue-me!». A vocação cristã deriva de uma proposta de amor do Senhor e só pode realizar-se graças a uma resposta de amor: «Jesus convida os seus discípulos ao dom total da sua vida, sem cálculos nem vantagens humanas, com uma confiança sem reservas em Deus. Os santos acolhem este convite exigente e, com docilidade humilde, põe-se a seguir Cristo crucificado e ressuscitado. A sua perfeição na lógica da fé, às vezes humanamente incompreensível, consiste em nunca se colocarem a si mesmos no centro, mas decidirem ir contra a corrente, vivendo segundo o Evangelho» (Bento XVI, «Homilia por ocasião das canonizações», in L'Osservatore Romano, 12-13/X/2009, pág. 6).
A exemplo de muitos discípulos de Cristo, acolhei também vós, queridos amigos, com alegria o convite a seguir Jesus, para viverdes intensa e fecundamente neste mundo. Com efeito, mediante o Baptismo, Ele chama cada um a segui-lo com acções concretas, a amá-lo sobre todas as coisas e a servi-lo nos irmãos. Infelizmente, o jovem rico não acolheu o convite de Jesus e retirou-se pesaroso. Não encontrara coragem para se desapegar dos bens materiais a fim de possuir o bem maior proposto por Jesus.
A tristeza do jovem rico do Evangelho é aquela que nasce no coração de cada um, quando não tem a coragem de seguir Cristo, de fazer a escolha justa. Mas nunca é tarde demais para lhe responder!
Jesus nunca se cansa de estender o seu olhar de amor sobre nós, chamando-nos a ser seus discípulos; a alguns, porém, Ele propõe uma opção mais radical. Neste Ano Sacerdotal, gostaria de exortar os jovens e adolescentes a estarem atentos para ver se o Senhor os convida a um dom maior, no caminho do sacerdócio ministerial, e a tornarem-se disponíveis para acolher com generosidade e entusiasmo este sinal de predilecção especial, empreendendo, com a ajuda de um sacerdote, do director espiritual, o necessário caminho de discernimento. Depois, não tenhais medo, queridos jovens e queridas jovens, se o Senhor vos chamar à vida religiosa, monástica, missionária ou de especial consagração: Ele sabe dar alegria profunda a quem responde com coragem.
E, a quantos sentem a vocação ao matrimónio, convido a acolhê-la com fé, comprometendo-se a lançar bases sólidas para viver um amor grande, fiel e aberto ao dom da vida, que é riqueza e graça para a sociedade e para a Igreja.
Español: Aquí está el cuarto punto del mensaje del Papa Benedicto XVI a la próxima Jornada Mundial de la Juventud a Madrid, es una oportunidad para decir al mundo que los jóvenes pueden seguir a Jesús.
4. ¡Ven y sígueme!
Jesús invita al joven rico a ir mucho más allá de la satisfacción de sus aspiraciones y proyectos personales, y le dice: «¡Ven y sígueme!». La vocación cristiana nace de una propuesta de amor del Señor, y sólo puede realizarse gracias a una respuesta de amor: «Jesús invita a sus discípulos a la entrega total de su vida, sin cálculo ni interés humano, con una confianza sin reservas en Dios. Los santos aceptan esta exigente invitación y emprenden, con humilde docilidad, el seguimiento de Cristo crucificado y resucitado. Su perfección, en la lógica de la fe a veces humanamente incomprensible, consiste en no ponerse ellos mismos en el centro, sino en optar por ir contracorriente viviendo según el Evangelio» (Benedicto XVI, Homilía en ocasión de las canonizaciones, 11 de octubre de 2009).
Siguiendo el ejemplo de tantos discípulos de Cristo, también vosotros, queridos amigos, acoged con alegría la invitación al seguimiento, para vivir intensamente y con fruto en este mundo. En efecto, con el bautismo, Él llama a cada uno a seguirle con acciones concretas, a amarlo sobre todas las cosas y a servirle en los hermanos. El joven rico, desgraciadamente, no acogió la invitación de Jesús y se fue triste. No tuvo el valor de desprenderse de los bienes materiales para encontrar el bien más grande que le ofrecía Jesús.
La tristeza del joven rico del evangelio es la que nace en el corazón de cada uno cuando no se tiene el valor de seguir a Cristo, de tomar la opción justa. ¡Pero nunca es demasiado tarde para responderle!
Jesús nunca se cansa de dirigir su mirada de amor y de llamar a ser sus discípulos, pero a algunos les propone una opción más radical. En este Año Sacerdotal, quisiera invitar a los jóvenes y adolescentes a estar atentos por si el Señor les invita a recibir un don más grande, en la vida del Sacerdocio ministerial, y a estar dispuestos a acoger con generosidad y entusiasmo este signo de especial predilección, iniciando el necesario camino de discernimiento con un sacerdote, con un director espiritual. No tengáis miedo, queridos jóvenes y queridas jóvenes, si el Señor os llama a la vida religiosa, monástica, misionera o de una especial consagración: ¡Él sabe dar un gozo profundo a quien responde con generosidad!
También invito, a quienes sienten la vocación al matrimonio, a acogerla con fe, comprometiéndose a poner bases sólidas para vivir un amor grande, fiel y abierto al don de la vida, que es riqueza y gracia para la sociedad y para la Iglesia.
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